No es un secreto que la nariz de los caninos está mucho más desarrollada que la del ser humano, por lo que no resulta extraño que sus características también varíen.

En el perro, la nariz funciona como un mecanismo para regular su temperatura corporal, de manera que la utiliza para refrescarse a través de las lamidas que se da en esa zona. Al evaporarse la saliva, el cuerpo del animal logra refrigerarse. Este proceso viene acompañado por el jadeo. Por si fuera poco, el pequeño órgano está formado por glándulas y membranas ultrafinas, encargadas de transportar los olores.

La humedad de la nariz le permite al perro captar mayor número de estímulos olfativos, que son enviados al cerebro y que le otorgan al animal la capacidad de percibir una amplia variedad de olores, incluso a largas distancias. De esta forma, si te sigues preguntando si es normal que tu perro tenga la nariz fría, como ves, la respuesta es sí.