Miguel Alberdi. Decorador
En los últimos años hay una revolución en el mundo del interiorismo y la decoración.
Durante años los profesionales nos dedicamos a crear hogares acogedores, que reflejan la personalidad de sus ocupantes, que fueran un refugio de bienestar.
La democratización del diseño, del interiorismo y la ayuda de medios de comunicación especializados consiguieron que estas tendencias llegaran a todos los públicos.
Actualmente, vivimos una nueva etapa. Ese mismo calor y bienestar que sentimos en nuestros hogares se están pasando hasta llegar a todo tipo de actividades, oficinas, hoteles, hospitales incluso escuelas. Queremos lugares donde sentirnos bien, donde podamos tener una parte de nosotros mismos en el espacio que nos rodea. Incluso las empresas empiezan a concebir el diseño como herramienta clave que aporte un valor añadido a sus negocios.
Los hoteles están viviendo una revolución en su diseño interior donde el viajero siente la marca del diseño y la tecnología. Los hoteles apuestan por la importancia de crear experiencias con entornos que inciten al descanso y el esparcimiento, pero que también aporten un valor añadido a sus visitantes. Crear ambientes, atmósferas, generar zonas acogedoras o asegurar experiencias personalizadas.
Las oficinas es nuestro segundo hogar, necesitamos trabajar, pero también sociabilizar, comentar y colaborar en nuestros puestos de trabajo. Por esto los viejos puestos individuales y operativos están evolucionando, combinándose con otros abiertos y comunes. Las cocinas, salas comunes o zonas exteriores cobran protagonismo para dar sensación de esparcimiento y relax a sus ocupantes. De nuevo, el hogar hace hueco en estos espacios, y con él el bienestar, que desemboca en productividad y eficiencia.
Sin duda el sector del diseño de interiores está en constante evolución. Las tendencias cambian.
Las necesidades se modifican y los entornos evolucionan.
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