El primer paso es pedir permiso a las autoridades

Cecilia Solorzano.
Eco-Friendly Events Planner.
Si en algún momento se te ha cruzado la idea de realizar tu boda en la playa imaginando lo romántica que sería, pensando en lo hermosa que quedaría la ceremonia y sin dudar la increíble fiesta a la orilla del mar suena espectacular y de telenovela creerías que es así tan simple y sencillo sin grandes protocolos, sin solemnidades ni aforo, sin horas de cierre, ¡sin tacones!, algo totalmente natural y sin tanto jaleo.
Siento desilusionarte ya que pensar en una boda en la playa es lo más alejado a no tener una organización extensa y aún más minuciosa “una boda en la playa es, en realidad, una boda con mucho detalle, con más complejidades técnicas a considerar, las bodas en la playa son cualquier cosa menos sencillas”. Para quienes tienen esta opción en mente, se recomienda que planteen qué tipo de boda desean, incluyendo diseño, infraestructura, horarios, etc. Lo más adecuado será que cuenten con un profesional que tenga experiencia en el manejo de la logística de una boda de este tipo, ya que cualquier planteamiento puede llevarse a cabo siempre y cuando sea pensado de antemano para hacer las gestiones previas que sean necesarias.
¿Existe la posibilidad de realizar una boda en una playa pública? Por supuesto, además existen estancias maravillosas en clubes de playa, hoteles con acceso al mar o villas privadas.
Algo que podría pasarse por alto, pero NO menos importante es hacer un repaso a la Ley de Costas, lo primero que debes hacer antes de decidir plantear tu boda en la playa es acercarte al ayuntamiento de la localidad a la que pertenece. Los consistorios suelen ser las entidades encargadas de facilitar los permisos y aplicar la normativa de la autoridad costera, dependiente del Ministerio de Medio Ambiente, aunque en algunas ocasiones los trámites han de hacerse desde estancias superiores como la Delegación o Subdelegación del Gobierno. Pero, en cualquier caso, en el municipio te informarán. Tener en cuenta que no existe un plazo común para obtener ese permiso en caso de que la playa de tus sueños, de uso público, pueda acotarse para un evento privado. En algunas ocasiones se demora mucho tiempo y en algún otro el permiso no será posible por distintos factores, el más habitual, la imposibilidad de que la celebración de la boda implique la acotación del espacio público. Es decir, puede que logres tus permisos, pero difícilmente podrás impedir que gente externa se encuentre en los alrededores.
Si, aun así, deseas por encima de todas las cosas tu boda en la playa debes saber que en la cita para la solicitud deberás informar sobre datos que no se improvisan: lista y detalles del sistema de montaje de elementos que debes instalar como baños, generadores eléctricos, cocinas, etc., lugar en el que pretendes ubicarlos, justificación técnica de su necesidad, medidas de seguridad, planos de situación, emplazamientos o nivel de decibelios que quieras emitir, entre otros. En función de cada normativa se aplicará una tasa que varía según la localidad porque la Ley ni prohíbe los eventos privados en las playas ni los permite, de manera que en cada demarcación puede haber un criterio diferente y distinto precio. Un precio que puede oscilar entre los 300 euros hasta los 2.500, tomando en cuenta que la tasa solo permite el uso de la playa para la ceremonia civil, no para la fiesta posterior.
Si tu idea es casarte por la Iglesia, la cosa se complica ya que pocos obispados permiten celebrar sacramentos fuera de los templos y estos requieren autorizaciones especiales. Y las nupcias laicas también tienen límites.
Con lo hermosa que es la zona costera, España debería ser uno de los países con más eventos de boda dada la tradición turística, cultural, gastronómica, hotelera y aeroportuaria. Y considerando que muchos extranjeros desean casarse en este país, también en las playas…, con más motivo, pero las administraciones no promueven este mercado como otros países europeos.
Las cuestiones administrativas, sumadas a la poca tradición del uso de espacios públicos para eventos privados hacen que las bodas idílicas en España sean muchas, pero menos de las que se desearían. Se dice que España podría liderar en un mercado de destino de bodas nacionales e internacionales, ya que tenemos condiciones de sobra para hacerlo. No existen muchos países con costas como las nuestras, con tantas estrellas Michelin, aeropuertos, rutas turísticas, hoteles de lujo como España. Pero todavía no se impulsa lo suficiente. Creo que en el futuro se hará y las instituciones entenderán que potenciar España como destino de bodas internacionales es un plan muy sensato que puede traer grandes beneficios al país. Cuando eso ocurra, casarse en alguno de nuestros 8.000 kilómetros de playa tendrá por fin, el encanto de lo sencillo.