Si lo que pretendía cierta prensa difamando sobre el Getafe era influir en la mentalidad de los colegiados al arbitrar al conjunto de Bordalás, lo ha conseguido.

El mes de octubre acababa con un partido señalado en rojo en el calendario de los azulones. El Real Betis, uno de los equipos más odiados en la Capital del Sur, visitaba el Coliseum después de haber ganado al Milán en Europa League. Hace dos temporadas, el Getafe se jugaba la salvación en el Benito Villamarín. La afición bética, no sólo celebró los goles del Sporting (que enviaba al Geta a Segunda) sino que además humilló y y se rio de las miles de familias y amigos que viajaron a Sevilla. La pasada campaña ganó el equipo verdiblanco en el último minuto al Getafe.

Era el día. Se llenó el campo y sólo había una sola cosa en la cabeza de los aficionados madrileños: venganza. El equipo de Setién controló la posesión, fue el Getafe quien puso la intensidad. El 1-0 lo anotó Molina. La hinchada celebró ese gol pensando en los tres mil aficionados que pasaron una olvidable tarde en Sevilla en mayo de 2016. Dimitri Foulquier marcó el 2-0 que mató a un Betis sin ideas.

El partido en El Alcoraz, los “Bad Boys” del Getafe rascaron un punto gracias a Jorge Molina, en una jugada individual llena de experiencia y calidad. Bordalás y sus hombres sacaron un punto de Huesca injustamente, ya que los azulgranas dominaron todo el encuentro.

El Valencia vino a Getafe en una mala situación a la jornada siguiente. Un partido donde los azulones remataron al palo en tres ocasiones. Dani Parejo dio la victoria a los valencianistas gracias a un penalti (bien pitado). El colegiado no tuvo buenas decisiones en dicho partido. El colmo fue en San Mamés. Iglesias Villanueva fue el protagonista de la jornada. Antes, el Athletic mereció irse al descanso al menos por un gol. La defensa (Cabrera en especial) estuvo impecable bloqueando los continuos ataques de Íker Muniaín. David Soria, muy seguro en las alturas frenaron los remates de Iñaki Williams. En la segunda parte, los bilbaínos consiguieron adelantarse en el marcador. Tras el gol, el Getafe fue una máquina de crear ocasiones. Los azulones se estaban comiendo en el último tramo de partido al Bilbao y el gol (de Jaime Mata) llegó en los últimos diez minutos. Ataque y más ataque del equipo azulón, aunque sin resultado, hizo que San Mamés pitara a su equipo en descenso.

La jugada de la discordia en San Mamés
La jugada de la discordia llegó a falta de un minuto para que el árbitro pitara el final del encuentro. El Geta sacó un córner y la defensa del Bilbao lo defendió mal. Mata quedó solo, ganándole la posición a Íñigo Martínez y con el pie preparado para rematar casi a puerta vacía. El defensa del Athletic abrazó literalmente al delantero y no pudo rematar. El VAR tuvo la posibilidad de revisar la jugada durante más de treinta segundos. A pesar de ello, Iglesias Villanueva pitó el final.

En Getafe, afición, jugadores y presidentes exigen una respuesta y piensan recurrir dicha jugada. Algunos medios de comunicación han podido quizá influir sobre los árbitros. El conjunto de Bordalás ha sido tachado de antifútbol, de equipo guarro y marrullero, de jugadores que hacen excesivas faltas. Los llamaron, incluso, “Bad boys”. Una campaña exagerada en contra de un club humilde. A pesar de ello, la afición está más unida que nunca. Esa afición, la de “los cuatro gatos” de la que personalmente estoy orgulloso de pertenecer. Queremos a nuestro equipo y se demuestra partido a partido, todos somos “Soldados de Bordalás”. Todos somos “Bad boys” y estamos orgulloso de ello.